Jardinería: a la sombra de los frutales



Además de aportar vida y color al jardín, los árboles frutales tienen la característica de ofrecer sombra, madera y ser soporte para diversas plantas trepadoras. Son un recurso idóneo para decorar el jardín como se merece. Todos, en su conjunto, aportan un aire mediterráneo que recuerda a los patios árabes que siglos atrás adornaban los hogares.

Aparte de su belleza, los frutales son muy prácticos desde el punto de vista alimentario porque, a diferencia de los vegetales, producen durante muchos años. El lugar mas favorable para plantar un árbol frutal es el nivel medio y superior del huerto, siempre en una ubicación donde reciba luz solar directa. Un detalle importante es que el suelo excesivamente húmedo es perjudicial, por lo que si se da esta circunstancia, se hace necesario cavar un canal de desagüe, excepto en el cultivo del banano.



En cuanto a la siembra, hay que tener en cuenta una serie de factores para conseguir un establecimiento rápido y seguro. En primer lugar, es necesario que el lugar donde será plantado reciba luz solar directa, para evitar la deshidratación del frutal. Si plantamos varios árboles frutales, ten presente el espacio necesario entre ellos con el fin de que su desarrollo sea optimo.

Este espacio dependerá del tipo de frutal y de si los árboles anteriormente plantados son adultos. Así por ejemplo, algunos tipos de cítricos requieren un espacio de, al menos 1,5 metros entre ellos. Cuando se hace un cultivo intercalado de distintos tipos de frutales hay que aumentar la distancia entre ellos. Los arboles recién plantados crecerán con mas rapidez si no están expuestos a vientos fuertes.


Para completar un correcto crecimiento es muy eficaz realizar las podas necesarias. Así, es beneficioso podar las ramas que se encuentran muy cercanas entre si y entorpecen el crecimiento y el paso de la luz solar y el agua necesarias para la fructificación.

Por otro lado es muy importante la fertilización, sobre todo en las primeras fases de crecimiento. Los fertilizantes se deben aplicar antes de la floración y cuando el fruto se encuentra medio maduro, pero nunca antes de la floración. Asimismo conviene aplicar abonos o materia orgánica debajo del árbol.


En lo que al riego se refiere, los frutales jóvenes son mas sensibles a la sequía y deben ser regados a diario especialmente en las épocas mas secas del año. Además hay que tener extremo cuidado con las plagas y enfermedades que pueden afectar el crecimiento de los frutales, para lo que es necesario practicar una correcta higiene agrícola plantando arboles que se encuentren sanos y removiendo los árboles frecuentemente para que caigan los frutos infectados y eliminar las ramas muertas de la planta.


Los frutales más conocidos

El limonero es un árbol cítrico y perenne, procedente del sudeste asiático. Su tronco esta muy ramificado, no es muy grueso y posee una tonalidad amarilla. Puede llegar a vivir setenta años y durante este tiempo, alcanzar los 6mts de altura. Sus ramas poseen unas espinas gruesas y duras que le sirven como sistema de defensa.


Las flores al nacer son rojas, pero luego sus cinco pétalos se vuelven blancos en la parte superior y purpuras por debajo. Contienen unos veinte o cuarenta estambres y su olor es intenso. Son conocidas como las “flores de azahar”. Es un árbol que necesita mucha luz y bastante humedad. No tolera el frio, el viento, la sequedad y las heladas. En zonas donde el invierno sea muy duro se aconseja cubrirlo.



Su multiplicación se lleva a cabo por semillas, aunque es muy habitual que se realice mediante injertos y en invierno. El riego tiene que ser abundante y deberá coincidir con el abono. Se realizará durante todo el año, procurando que en verano sea a diario y en invierno, al menos dos o tres veces por semana.


El manzano fue llevado a Europa por los romanos y en la actualidad existen unas mil especies como resultado de diferentes hibridaciones entre especies silvestres. Es un árbol de mediano tamaño, de copa redondeada, abierta y numerosas ramas que se disponen casi en horizontal. Posee hojas ovaladas, suavemente dentadas en los bordes y de fuerte color azul.


El fruto que se desarrolla a partir de este pedúnculo floral que se vuelve carnoso es la manzana. De piel verde amarilla o roja, es suave y brillante. Su pulpa es jugosa y dulce y contiene semillas, suele madurar hacia el otoño. El fruto del manzano silvestre se diferencia por un color verde amarillento en su piel y de sabor agrio y ácido.





La higuera es una de las especies más características del Mediterráneo. Aunque es originaria del sudoeste asiático, la encontramos en forma silvestre en el sur de Europa. La higuera común no posee un gran tamaño, suele alcanzar entre 2 y 8 mts de altura. Es mas ancha que alta ya que su copa sí llega a alcanzar un porte mayor, desproporcionado con respecto al del tronco. Éste muestra una corteza de color grisáceo y de textura lisa. Las ramas tienen tendencia a curvarse por el peso de las hojas y los frutos.



La higuera florece entre la primavera y el otoño, sin embargo se trata de flores invisibles, de color amarillo, que encontraremos dentro del fruto: el higo. En realidad el fruto no es sino la flor modificada en una estructura carnosa y llena de jugo. Se deben recoger cuando estén maduros, generalmente hacia el final del verano. En ese momento su piel mostrara un aspecto arrugado y un color oscuro.




Por supuesto, dependiendo de la zona en que vivamos y su clima, habrá frutales característicos que se pueden cultivar en nuestro jardín. Lo más lindo es la cosecha...comer al pie del manzano su delicioso fruto, cuidado y cultivado por nosotros mismos!! 


Este es MI MANZANO




Gracias


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...